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INCULTURA Y MULTICULTURALIDAD

España, crisol de culturas, es hoy el resultado de la fusión de diversas culturas que llegaron a Iberia y se asentaron para conformar al paso de los siglos nuestra identidad nacional. Todavía hoy recibimos influencias del exterior y así usamos pijamas chinos y vemos telefilmes estadounidenses; conocemos a otras culturas ya sea viajando o desde los medios de comunicación y adoptamos de ellas las costumbres que nos gustan. En la aldea global, el mundo entero es un crisol multicultural.

De miembros del gobierno escuchamos voces que cantan la excelencia de la uniformidad, del neomaoismo en las escuelas, el pensamiento único con únicas formas, y en un país de individualidades, con la excusa (o amenaza) de la discriminación de la diferencia. Siempre habíamos creído que era la intolerancia la que genera discriminación y resulta que del gobierno nos dicen que es la multiculturalidad, de modo que la propia existencia de la cultura gitana o bereber en sí misma está generando discriminación... y nosotros sin darnos ni cuenta y sin discriminar a nadie por ser diferente o vestir extravagante, sin discriminar a los chinos residentes en España cuando celebran su año nuevo, muy al contrario, nos resulta interesante y asistimos a sus fiestas encantados.

La propia existencia de una cultura andaluza o vasca genera discriminación según el gobierno, y en vez de educar en la tolerancia, generan el caldo de cultivo de la intransigencia con la uniformidad de ideas, incluidas las políticas, en las escuelas y despreciando el conocimiento del otro.

Para justificar sus posturas ponen ejemplos con la situación sociopolítica en otros países; pero obviamente la cultura es una cosa y la política ultraderechista es otra, las costumbres son una cosa y el puritanismo es otra, el folclore es una cosa y el conservadurismo es otra. En medio de estas argumentaciones de ignorantes incultos que mezclan civilización, cultura y religión, nos pillan a los musulmanes que pertenecemos a la cultura española europea mediterránea en el seno de la civilización occidental; pero nos vemos tildados de islamistas (ultraderechistas), término éste muy útil para los fines de la confusión entre lo islámico puramente religioso y lo islamista ultra y opresor. Fachas hay en todos lados, entre los cristianos y entre los musulmanes; pero presentarnos a todos los muslimes como reaccionarios es infame y muestra hostilidad beligerante.

El avance de los islamistas y de otros ultras es una amenaza también para los musulmanes de bien. La dictadura a la que les gustaría someternos puede ser feroz con los medios tecnológicos actuales ya en el siglo veintiuno.

Todos estaremos atentos para que prevalezcan los valores democráticos respetando al que vota a otro partido político, al que está en otro sindicato, sea de otra comunidad autónoma, de otra religión o de otra cultura. §

8/03/02

 

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